William
Thomsom dejó dicho algo así como “…cuando
no puedes medirlo, cuando no puedes expresarlo con números, tu conocimiento es
precario e insatisfactorio: puede ser el comienzo del conocimiento, pero apenas
has avanzado en tus ideas en la etapa científica, cualquiera que pueda ser la
materia". Lo cierto es que Lord Kelvin también es autor de algunas
sentencias francamente erróneas, por ejemplo, cuando predijo la imposibilidad
de construir máquinas voladoras más pesadas que el aire. Sin embargo, atribuir la calificación de sostenibles a cierto tipo de pavimentos, parece que sí debería basarse en números antes que en intuiciones voluntaristas, por bienintencionadas que
sean.
De
hecho, decidir acerca de la sostenibilidad de materiales o tecnologías debe
requerir la verificación del cumplimiento de numerosos requisitos que sólo en
ciertos casos pueden establecerse con alguna precisión.
Ciñéndonos
a la dimensión ambiental de la sostenibilidad, por simplificar, parece que sí podríamos hacer
afirmaciones como las siguientes:
- una pesca es sostenible si el ritmo de las capturas es inferior a la tasa de crecimiento de la población de peces restante, o insostenible cuando se supera dicha tasa. Otro tanto podría decirse de una silvicultura sostenible o insostenible
- las aguas residuales pueden verterse en una corriente superficial, un lago o un acuífero subterráneo de modo sostenible a un ritmo no mayor al que las bacterias y otros organismos puedan absorber sus nutrientes sin desbordar y desestabilizar el ecosistema acuático. El vertido será insostenible en cualquier otro caso.
Pero se comprende
que, en general, la determinación de los umbrales de sostenibilidad de modos de
producción o de tecnologías que involucren un gran número de actividades
industriales no puede ser, en absoluto, una tarea sencilla.
En cualquier caso,
mi primera reflexión tiene que ver con la propia naturaleza de tales umbrales.
Hace tiempo que sospecho que Aristóteles defendería que, en cuanto a la
sostenibilidad, es de aplicación su principio del tercio excluso: entre el ser y el no ser no hay término
medio. Creo que él se referiría a tecnologías sostenibles o a tecnologías
no sostenibles y nunca a tecnologías muy
sostenibles, ni siquiera a tecnologías más
sostenibles.
Pero dejo ya mi
introducción filosófica. Nadie necesita citar a Lord Kelvin, ni al estagirita, para convencer a los ingenieros de que el cálculo, aunque sea con números
gordos, es más conveniente que la intuición y de que, si acaso, podríamos distinguir
entre tecnologías más o menos insostenibles.
Sin embargo, no me puedo resistir a comentar unos ejemplos, afirmaciones tomadas
de la vida misma, porque en ocasiones me surgen dudas a ese respecto y me gustaría compartirlas con mis eventuales lectores.
1. Reciclar
en frío es más sostenible que reciclar en caliente.
Una
eficiente regeneración del betún contenido en el RAP requiere su combinación
con el nuevo betún (o betún + rejuvenecedor) incorporado a la mezcla. Como
sucede con el resto de ligantes, ello exige calentarlo a temperaturas unos 100
ºC superiores a su punto de reblandecimiento. En el extremo contrario, cuando
el reciclado tiene lugar a temperaturas inferiores al punto de
reblandecimiento, no cabe esperar que el comportamiento del RAP supere
excesivamente al de una piedra negra. Por esta razón, la recuperación de betún
envejecido es mayor cuando se recicla en caliente: una tonelada de RAP
reutilizado en caliente requiere mínimas aportaciones de betún, mientras que
cuando se recicla en frio debe aportarse un nuevo ligante en proporciones muy
superiores.
Si
referimos nuestro análisis al consumo de nuevo betún por tonelada de RAP el
balance es netamente favorable al reciclado en caliente. ¿Puede decidirse qué
tecnología de reciclado es más sostenible (o menos insostenible) observando
únicamente las emisiones directas de CO2 durante la fabricación de
la mezcla bituminosa?
2. Las
mezclas bituminosas con altas tasas de reciclado o tasa total son muy
sostenibles
Es
innegable que el coste de la reutilización de RAP crece con la tasa de
reciclado: aumentan las necesidades de pre-tratamiento del RAP, las
dificultades del diseño de mezclas y la elección del betún rejuvenecedor, mientras que la
operación de la central de fabricación (y la propia central) es más compleja.
Es relativamente sencillo relacionar economías por tonelada de RAP con tasas de
reciclado para comprobar que la tasa de reciclado idónea es la mínima compatible con una total reutilización del RAP disponible.
Completemos
nuestro análisis considerando que la disponibilidad de RAP no supera aún en España
el 15% de la producción de nuevas mezclas bituminosas (en Francia o Alemania
esa proporción del orden del 25%). Tomando este límite en consideración, junto
con el hecho de que incrementar innecesariamente las tasas de reciclado reduce
los beneficios y la eficiencia de la técnica ¿no cabe dudar de la máxima sostenibilidad de las mezclas con
las mayores tasas de reciclado, tasas para las que no hay, ni se espera que haya, suficiente RAP
disponible?
3. Los pavimentos elaborados con polvo de NFU son verdes y sostenibles
Los
pavimentos elaborados con mezclas o ligantes bituminosos que incorporan polvo
de neumáticos fuera de uso (NFU) se describen también como verdes y sostenibles. No pretendo negar
el interés de utilizar residuos en sustitución de nuevas materias primas pero
confieso que también aquí me asaltan algunas dudas: ¿las altas temperaturas
necesarias para fabricar mezclas con polvo de NFU no suponen ahora
inconveniente alguno? ¿la futura reciclabilidad del pavimento no se verá
afectada de algún modo?
Sin
embargo, hay una cuestión que me llama más la atención: contamos con una normativa
que pretende hacer de las carreteras el destino final de este residuo
a la vez que admite (cuando no exige) que se elimine el polvo mineral de
recuperación, incluso a costa de una operación ineficiente de la central de
fabricación, convirtiéndolo en un residuo contaminante. ¿Desechar cientos de
miles de toneladas de polvo mineral de recuperación que no es más que una parte
del árido fino utilizado en la fabricación de las mezclas no
cuestiona la sostenibilidad de los pavimentos bituminosos? ¿Aún generando,
innecesariamente, esa enorme cantidad de residuos, nuestros pavimentos serán verdes y sostenibles si logramos
incorporar unos miles de toneladas de residuos procedentes de otras industrias?
4.
Las
mezclas templadas son muy sostenibles porque reducen más de un 75% las
emisiones CO2
Finalmente,
un apunte en relación con la emisión de CO2 en la
central en función de la temperatura de fabricación. Reducir esta temperatura es
una buena práctica ambiental que no requiere ser defendida con contabilidades
exageradas cuando no completamente erróneas. No deja de asombrarme, sin embargo, que se confunda temperatura de ebullición del agua con temperatura de evaporación, en gráficos según los cuales cuando se
fabrica a 100,5 º C se consumen 2,5 kg más de fuelóleo que si la fabricación
tiene lugar a 99,5 ºC. Si basamos la contabilidad ambiental en este tipo de
modelos tendremos que admitir que nuestras atribuciones de sostenibilidad sean completamente
cuestionables.
En
este punto me viene a la memoria una frase de Einstein (última cita, lo prometo): hay que hacer todo tan sencillo como sea
posible, pero no más sencillo. Las emisiones de CO2
en la central de fabricación dependen de muchos y relevantes factores antes que de ese 1 ºC: tipo de combustible,
temperatura ambiente, altura sobre el nivel del mar, humedad de los áridos,
configuración y equipamiento de la central, régimen de fabricación y modo de
operación, aportación de polvo mineral, rechazo de polvo mineral u otras
fracciones de áridos… Sería muy conveniente evitar simplificaciones inapropiadas si queremos defender correctamente la sostenibilidad de
cualquier tecnología.
En
fin, opino que debemos reivindicar mejor nuestra condición de ingenieros, o de
científicos. Propongo que describamos con rigor, numéricamente siempre que sea
posible, las tecnologías ambientalmente
más correctas, o las tecnologías de
menores impactos ambientales,… y que sean otros quienes se refieran a
materiales o productos muy o más sostenibles, verdes,
ambientalmente más amigables y ecoeficientes, etc, simplemente porque hoy la
sostenibilidad vende y sin apenas justificación. Desarrollo sostenible y sostenibilidad son conceptos demasiado
importantes para contribuir a su devaluación aún antes de que hayan empezado a
dar sus primeros frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario